Un hilo de cobre recorre la casa. El movimiento de su curso va marcado por la electricidad que se desplaza. Sube y baja, atraviesa las paredes y bordea las esquinas. A veces lo vemos y a veces no. Tocamos el flujo de energía a través del hilo o lo dejamos latente.
Esta Instalación fue comisionada por la Fundación Alumnos 47 dentro del proyecto Kiosko de Eva Pozas.