Reconstruyendo una impresión por María Elena Ortiz. 2012.

 

La práctica de Manuela García devela la creencia de que el arte delata un conocimiento capaz de aclarar las interrogantes que definen al sujeto en su imaginario y entorno social. Considerando la fenomenología, la obra se desarrolla en experimentos que tratan sobre una constante búsqueda del momento-objeto artístico -ese acercamiento idóneo a la concepción de una idea- y cuyas resoluciones conceptuales toman la forma de videos, fotografías y dibujos. Manuela genera un proceso estético para lograr entender la manera en que se van construyendo los pensamientos automáticos. Al mismo tiempo que, le deja al público las pistas y metodologías necesarias para comprender el procedimiento de la artista.

 En uno de sus primeros experimentos, Vestido para volar (2007), la artista se propuso comprobar el acto humano de volar dentro de una galería. Manuela tejió un vestido blanco que a su vez fue atado a una estructura que conformaba un cubo perfecto, también, pintado blanco. De las hileras flotó en el aire, repartiendo su peso en cada uno de los hilos y logrando una suspensión de quince minutos. Después del vuelo, se marcho dejando la estructura y el vestido en la galería, revelando la metodología de su vuelo. Vestido para volar confirmó la imposibilidad de deshacerse de las ataduras que sostienen al individuo en su entorno. Por otro lado, el proceso cognitivo realizado por Manuela la llevó a conocer la fuerza natural de las hileras atadas al cubo, que salían del vestido. Irónicamente, Vestido para volar  sugiere una lectura crítica sobre su posición en el espacio museístico, como artista conformada a las limitaciones de un cubo blanco.

 Aún interesada en la semántica de las estructuras que dan forma a las casualidades de la percepción, Sujeto In-situ (2008)tomó la forma de una serie de pruebas llevadas a cabo en bosques en Cingoli, Italia. En los árboles, la artista tejió una estructura amorfa para probar las posibilidades técnicas del material en cuestión, tela elástica. Éstos bocetos tridimensionales fueron propuestas para posibles habitas flotantes para humanos. De la investigación sólo quedó un seria de fotografías que capturan la imagen de una prueba escultórica, aun sin materializar. A su vez, el registro de la estructura se convierte en un estudio sobre la geometría, el sujeto y la construcción de habitas y circuitos alternos. Una metodología que hace de Sujeto In-situ un experimento sobre la posibilidad de vivir sostenido entre los árboles. 

 En su obra, el dibujo revela las instrucciones de cómo llevar a cabo el momento-objeto artístico. Su trazo alude al post-Minimalismo, conservando así las formas esenciales de los aparatos a utilizarse y sus procedimientos, similar a una notación científica. Los dibujos son bocetos que representan propuestas a realizarse, así como también los experimentos efectuados. Al facilitar su procedimiento, la artista extiende sus resoluciones al público y cada cual puede examinar la situación en cuestión.

 Finalmente, en el video la artista revela, de una manera más obvia, el otro eje que facilita sus experimentos: la fijación obsesiva. En Fraude (2012) la artista fija la cámara en una maquina de impresión que descarga millares de hojas con la palabra fraude. Al facilitar la observación obsesiva hacia los procesos de la maquina, Manuela logra resignificar el concepto de la palabra fraude y encapsular la investigación a un marco de tiempo específico, desarrollando una práctica interdisciplinaria que va examinando por medio de teorías estéticas la construcción de un mundo.

  María Elena Ortiz